Historias de descubrimiento
... Caza nocturna ...
La noche Angelus effeuilla sus pétalos oscuros viejo campanario de St. Martin, allí, el Val d'Hérens, en la margen derecha de Ciegos, en este pueblo, que no tiene hotel y conserva todo el encanto de los pueblos antiguos de Valais: Chalets Negro, costumes pittoresques, mœurs patriarcales.
Dos hombres estaban sentados en una de estas casas todo resistido por el sol. Bebieron una copa de moscatel oro Lente, arrancado de sus viñas, la aldea de San Clemente y transportados a la aldea en botellas de cuero.
Al sonido del Angelus ambos subieron, hizo la señal de la cruz, y el dueño de la casa se puso a rezar en voz alta:
- El ángel del Señor anunció a María.
El joven frente a él respondió :
- Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Cuando terminaron de orar, el más joven dijo::
- Llego tarde, No he prestado atención a la llegada de la noche. Todavía tengo un largo camino para llegar a Eizon. Despedida, primo.
Se puso en marcha. La noche cayó rápidamente, una hermosa noche de junio fresco y brillante. Una brisa fresca que venía de la garganta de Evolène y no se oía otro ruido que el rumor sordo del río, la parte inferior del valle. El joven se dirigió rápidamente.
Eran las nueve cuando llegó Trogny, durante el cual el ajuste halte chez un oncle. Él se ofreció a compartir la cena de la familia: una taza de leche y pan negro. La comida se completó rápidamente y quería volver a la pista.
Su tía le dice :
- No, sobrino, que sea demasiado tarde. Usted se acuesta aquí, porque me temo que un accidente: Creo que he oído el ruido de la caza Nèt.
La mujer abrió la ventana.
- Sí, es esto ! escucha.
Oímos, uno Effet, a poca distancia, un ruido extraño. Era como un concierto extraño de los animales de todo tipo y cualquier pluma: maullidos prolongada, aullidos agudos, la temblorosa, canto, Barroco chirridos.
El joven soltó una carcajada. El Añadió :
- Estos no son los zorros o los mirlos me hacen temer. Tengo mi buen palo cenizas y me arriesgo nada. Yo también tengo mi escapulario del Monte Carmelo.
Todos los casos fueron inútiles y se ubicó por cantar una vieja canción patois. El ruido se hizo más grande cuando se acercó a las ruinas del tono granero.
- Decididamente, fit-il un Riant, estas bestias inmundas quieren asustarme. No, No quiero caponer.
Debe haber un centenar de pájaros parlanchines, abucheado, abucheado, chillidos o silbidos, y se distinguió la voz de los zorros aulló, que tomcats que maullaba y cerdos gruñendo…
La prensa del pas. Como, cerrar, podía ver las paredes de los cobertizos desiguales.
- Debe ser una hermosa sinagoga. ¡Ay ! ¡ay ! muerto, en el !
Dos fantasmas vestidos de blanco, una vela encendida en la mano, arrodillado en ambos lados de la carretera, y se dio cuenta de un enjambre de gatos, los renards, Cerdo, de coqs, gamuza, cuervos, de pies, los mirlos, urracas y otras aves desconocidas agrupados en ambos lados de la carretera. En su acercamiento, cuervos comenzaron a caw de manera lúgubre que le dio un poco de emoción; una bandada de gorriones revoloteando sobre su cabeza frigotant.
El joven hizo una señal de la cruz y pasó los fantasmas corriendo, luego continuó a correr toda la fuerza de sus piernas.
Quand en llegar a Eizon, él estaba más muerto que vivo, y se arrojó sobre la cama sin decir una palabra.
Era una enfermedad que duró tres semanas. Cuando se curó, dijo que ha leído, pero añadió:
- No puedo decirte todo lo que he visto en este caza de Net.
Repetidamente trataron de arrebatarle su secreto, pero él siempre respondía:
- Te dije que me di cuenta de. Nunca se sabe lo que he visto en este disparo un sólo.